CINE, ARTE, NUEVOS MEDIOS

viernes, 28 de enero de 2011

Más radio: el concepto de lo bello



Continuando con las transcripciones y traducciones parciales de los programas dedicados al tema del arte contemporáneo en France Culture, cuelgo en esta entrada la primera parte de la segunda charla, la cual giró alrededor del tema de lo "bello".
En esta entrevista participaron (además de Raphaël Enthoven, filósofo y locutor del programa) Alain Fleischer, artista, teórico y director del Fresnoy, studio national des arts contemporains (espacio en el cual, dicho sea de paso, tendrá lugar una retrospectiva de la obra de Michael Snow el mes que viene) y Patrice Maniglier, profesor de filosofía de la universidad de Essex.
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Raphaël Enthoven: Primero, ¿qué piensa el arte contemporáneo?, y más allá de ello, asumiendo el carácter irrisorio de dicha pregunta, ¿qué piensa un arte que piensa? ¿En dónde tiene la cabeza un arte que hace pensar más que sentir?

Patrice Maniglier: No veo por qué la pregunta sería irrisoria... podría verse como una negligencia del arte que iría a la par con la orientación conceptual o intelectual... pero hay que decir que el arte siempre ha pensado. No existe un momento a partir del cual empezó a interesarse por la cuestión espiritual, por ejemplo, siempre tuvo relaciones con la religión, con la filosofía, consigo mismo. Quizás la novedad sea que cierto numero de pensadores profesionales, como yo por ejemplo, personas que son pagadas específicamente para realizar esta actividad (que en general es una actividad universal la cual consiste en pensar) miran el arte para realizar mejor su trabajo. Esa puede ser la novedad: no pensar el arte como objeto, sino pensar con el arte como tema de pensamiento.

Raphaël Enthoven: Pero hay que distinguir una cosa, en un orden de prioridades porque, que un filósofo o un escritor se asomen a ver el arte contemporáneo o cualquier forma de arte, para alimentar su propia estrategia, sus propias reflexiones, es normal, y en ese sentido se puede decir que el arte siempre ha pensado o que el arte siempre ha sido pensado. Pero que el arte se dé como grial, como objetivo, como razón de ser, el concepto y ya no la sensación, la inteligencia y ya no la belleza, ¿no es acaso eso una revolución o una evolución, que algunos no dudan en juzgar, desde el punto de vista estético, como una involución?

Patrice Maniglier: ... sí, como una regresión o como una decadencia... Pero si es una evolución, es entonces una vieja evolución porque data por lo menos de principios del siglo XX, y en particular de Duchamp, quien cansado de la expresión "tan tonto como un pintor" quiso ser justamente más inteligente y demostrar hasta qué punto uno podía ser inteligente en el arte. Y también, obviamente, el gran momento de los años 60, es decir el momento del arte conceptual, el cual nunca he considerado como un género artístico particular sino más bien una revolución de la problemática del arte, de su manera de plantearse preguntas. Es decir que en el fondo las personas van hacia el arte para "llenarse las pupilas" o "llenarse las orejas" y existen muchas maneras de "llenarse las pupilas" y "llenarse las orejas": escuchar música, ir a un concierto, pasearse, etc. . . pero de la misma manera uno puede querer "llenarse las neuronas" y aproximarse a la actividad de pensar como un goce. Y así hay una dimensión de belleza en el pensamiento mismo que las artes pueden subrayar y resaltar.

Raphaël Enthoven: Alain Fleischer, ¿un arte inteligente lo molesta o le encanta o le gusta?

Alain Felischer: Me encantaría si de verdad creyera en él. Debo admitir que no estoy del todo seguro que en la época actual el arte piense de verdad. Hubo sin duda períodos en los cuales el arte pensaba. Pensaba su campo teórico, pensaba grandes cuestionamientos estéticos, pensaba la indexación de todo objeto como obra de arte. Duchamp, el pop art, etc, lograron anexar al ámbito de lo bello, o de la obra de arte, lo que antes no era arte. Entonces el movimiento del arte de hoy, de alguna forma prolonga ese movimiento. Es decir que la actividad de pensar del artista es: "¿De qué voy a poder apropiarme? ¿Qué voy a poder anexar? ¿Que voy a poder conquistar?". Creo que el movimiento natural de los artistas de hoy es un movimiento de conquista, anexionista de lo que no era considerado arte, o de lo que no era considerado bello, con el objetivo de calificarlo de obra de arte y de bello. ¿Pero hay verdaderamente pensamiento detrás de todo eso? ¿Hay acaso una interrogación de un problema teórico, estético, sociológico o de otro tipo? No estoy tan seguro.


Raphaël Enthoven: ¿Podríamos encontrar la clave de lo que usted dice, o una de sus mejores expresiones, en Arthur Danto, el filósofo analítico contemporáneo, quien, en su famoso libro El mundo del arte, al hablar de las cajas Brillo, nos dice: "Lo que finalmente distingue las cajas de Brillo de una obra de arte que consiste en una caja de Brillo es cierta teoría del arte. Es la teoría la que hace que entre en el mundo del arte y le impide reducirse a no ser más que el objeto real que es" . . .

Alain Felischer: No estoy seguro de que haya mucha teoría en todo eso, sino sobre todo un gesto en el mercado. Todo objeto es efectivamente indexable como obra de arte, eso se puede ver en Versailles, se puede ver en los museos. Cualquier objeto frente a una pared blanca del museo se convierte en obra de arte. No estoy seguro que exista en ello un pensamiento, a menos que sea un pensamiento muy general: todo puede convertirse en arte. Eso es muy fácil de decir: todo puede convertirse en arte, cualquier gesto, cualquier objeto, la cajas de Brillo, los empaques, la publicidad, a partir del momento en el que un artista se apropia de ellos y los exhibe en una galería y en un museo, se vuelve una obra de arte, lo miramos de otra manera, es decir que alcanzamos a ver algo bello en lo que antes no pertenecía al ámbito de lo bello.


Raphaël Enthoven: ¿La palabra "especulación" no se encontraría entonces en el centro del problema? Usando la palabra en sus dos sentidos. . . Un arte que especula es un arte que se vuelve objeto de especulación. . . ¿En qué sentido una pintura monocromática, que es un puro objeto de especulación en el sentido puro y noble de la palabra, cuyo gesto es en sí mismo un gesto intelectual...? ¿No hay acaso una relación entre el hecho de que se trate de un objeto de especulación en este sentido y que luego se convierta en un objeto de especulación mercantil, financiera, mundializada?

Patrice Maniglier: No. Creo que no existe ninguna relación entre lo uno y lo otro. Por ejemplo no creo que las obras de arte que cuestan más son necesariamente las más "ligeras", como por ejemplo las obras conceptuales que no creo que sean las de mayor precio en el mercado.

Raphaël Enthoven: ¿Qué significa entonces que una pintura monocromática cueste un millón de euros?

Patrice Maniglier: singifica que esa obra ha sido singularizada, porque el valor funciona igual con respecto a todo: un gran número de compradores se vuelven hacia un mismo producto y la demanda hace que estalle el valor del objeto. ¿Y por qué tiene ese valor? Simplemente porque ha marcado la historia y se vuelve entonces algo así como un ícono de un momento particular, o podríamos decir que un fetiche. Y fetiches existen por todas partes, no solo en el arte. Podría también ser el gorro de John Lenon, tal es la lógica del mercado. A partir del momento en el que el arte se encuentra en el mercado... Pero también, se puede hacer con la especulación, en el sentido financiero, cosas al interior del arte que no se pueden hacer usando la especulación en otros ámbitos. Por ejemplo se puede intervenir artísticamente los mercados, los productos, como se puede hacer en todos los demás ámbitos: internet, la política, las empresas. Hacer arte en todos los ámbitos y así el arte va a transformarlos, porque funciona de una forma bastante libre.... es decir que pone en marcha funcionamientos que deja desarrollarse independientemente, ensaya, experimenta, arranca los funcionamientos de sus fines habituales. Por ejemplo una cafetera en vez de sólo hacer café va a hacer también otra cosa, no sólo estará orientada hacia la producción de café, y de esa forma nos hará ver algo de los funciomientos, que no estamos acostumbrados a ver... Me parece que eso ya es algo: des-finalizar la experiencia humana porque una de las grandes miserias de la vida humana es sin duda el hecho de que está permanentemente orientada en función de la obtención de resultados externos. ¿Por qué no habríamos en cambio de gozar de los funcionamientos?

Video Bajo el Volcán - Festival internacional de video arte



La sexta edición del festival de video arte Magmart comenzó en octubre de 2010 con el anuncio de una convocatoria, solicitando videos que podrán ser enviados hasta el 28 de febrero de este año. Bajo el nombre de Video bajo el volcán, este festival internacional concluirá sus actividades con la proyección de los videos enviados y una selección de 30 videos proyectados en el CAM - Casoria Contemporary Art Museum. Los videos seleccionados se volverán parte de la colección permante del CAM.

Las bases del envío (el cual se puede hacer en línea a través de un servidor dedicado) se encuentra en este enlace.

miércoles, 26 de enero de 2011

La mirada del espectador


El excelente programa radial de France Culture Les nouveaux chemins de la connaissance, dedicó en setiembre del año pasado una semana al tema del arte contemporáneo. La semana se inició con el tema de "La mirada del espectador", para lo cual participaron el filósofo Christian Ruby y Eric Mézil, director de la Collection Lambert del museo de arte contemporáneo de Avignon.

Transcribí los primeros quince minutos del programa, en el cual tratan los temas de la pedagogía y el arte contemporáneo, la censura y el alcance del término "arte contemporáneo".

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Raphaël Enthoven: Comencemos por lo más embarazoso, es decir por el indeciso a quien no le gusta el arte contemporáneo, a quien le enerva o, peor aún, quien no siente nada al respecto, pero quien se siente honestamente dispuesto a cambiar de opinión o dejarse convencer y seducir. Aquel que dice no apreciar el arte contemporáneo suele enfrentarse a tres objeciones cuyo valor y pertinencia me gustaría que examináramos juntos.
Objeción número 1: “A usted no le gusta el arte contemporáneo porque no sabe nada al respecto”. Muy bien, pero ¿qué vale un arte que requiere que sepamos algo al respecto para que nos guste?
Objeción número 2: “No existe un arte contemporáneo sino varios… quizás una infinidad”. Muy bien pero entonces ¿qué es el arte contemporáneo más allá de la yuxtaposición de obras que pertenecen a una misma época?.
Y finalemente, objeción número 3: “A usted no le gusta el arte contemporáneo porque es un reaccionario”. Evidentemente el argumento más débil, que nos recuerda el de los marxistas que llamaban pequeño burgués a quienquiera que no adhiriese a la lucha de clases.
Christian Ruby, Eric Mézil, ¿qué valen según ustedes estas objeciones y cómo se puede curar de su ignorancia y su dogmatismo o simplemente de su hartazgo, al espectador escéptico del cual yo sería acá el portavoz?

Christian Ruby: Primero no creo que se lo tenga que curar, creo que habría que interpelarlo (NT: o interrogarlo)….

Raphaël Enthoven: Nadie dice que el anti-contemporáneo [NT: El locutor emplea la palabra “mécontemporain”] esté enfermo….

Christian Ruby: exactamente, además se trata de argumentos que son bastante odiosos y que hemos visto repetirse a lo largo de la historia. Pero yo interrogaría a esta persona acerca de tres puntos:
Primero: ¿De qué hablamos cuando hablamos de arte contemporáneo?
Segundo: ¿A qué se refiere cuando habla de su posición de espectador?
Y tercero: ¿Cómo podría cuestionar su propia formación?
Esas serían tres respuestas inmediatas que me parecen decisivas.

Eric Mézil: Como director de un museo, esta pregunta me preocupa particularmente. Hablaremos mucho sobre la información. Yo trabajo mucho a partir de la idea de que… por ejemplo, en Avignon donde tenemos una colección de arte contemporáneo extremadamente radical: arte minimalista, arte conceptual, puedo decir que a priori las personas no entienden nada, y sin embargo poquísima gente se queja porque lo acompañamos todo de un trabajo pedagógico, un trabajo de talleres, de encuentros y conferencias, que hace que las personas se adhieran cada vez más, así que no me inquieta el tema demasiado, a pesar de venir de un museo de provincia en donde en un inicio fue muy difícil y muy lento mover las cosas.

Raphaël Enthoven: entonces ustedes dirían que la formación y la pedagogía son elementos decisivos en cuanto a la relación con el arte contemporáneo.

Eric Mézil: para mí es decisivo y hay otra cosa más, en tanto responsable de una institución, es importante encontrar ciertos ejes. Por ejemplo todos nos hacemos preguntas acerca de la censura o preguntas acerca de la obras eróticas, o ese tipo de cosas. Desde hace diez años que trabajo en museos, hay una frase que tengo siempre inscrita: “queridos niños, algunas de las obras podrían chocar a sus padres” y hace que todos se rían y que no lo tomen todo tan en serio. No es una provocación sino que creo que las cosas son más sanas así.

Raphaël Enthoven: Claro, una exposición de Larry Clark acaba de ser prohibida […] prohibida a los menores de 18 años. ¿Esto le parece chocante?

Eric Mézil: Si el alcalde de Avignon me pidiese eso a mí, yo renunciaría en menos de una hora.

Raphaël Enthoven: ¿Es decir que una exposición que muestra adolescentes inyectándose, practicando sodomía, con el sexo erecto, todo eso ante un público de niños…? Digamos que soy el padre de un niño de 9 años, a usted le parecería normal que yo llevara a mi hijo a ver ese tipo de exposiciones para su propio interés.

Eric Mézil: No creo que esa exposición sea interesante para un niño…

Raphaël Enthoven: Entonces el criterio es el interés y no la eventualidad de chocarlo o….

Eric Mézil: Larry Clark es un gran artista que se inscribe en una historia: la historia de la fotografía. Nosotros tenemos obras de una contemporánea de Larry Clark, Nan Goldin, que son igual de violentas, y Andrés Serrano que ha hecho una serie entera llamada History of Sex, y le puedo decir que es bien difícil. Cuando organicé una retrospectiva de Serrano, la primera en Francia, no había manera de que yo la censurara…

Raphaël Enthoven: no me refiero a que usted se censurara a sí mismo, ¿pero que vinieran clases de colegio?

Eric Mézil: Por supuesto que para esta obra de Serrano, en esa sala aconsejábamos que lo profesores no llevaran a sus alumnos. Se puede aconsejar sin prohibir. Y creo que hay un sentido común que se establece, ya sea entre los padres y sus hijos, o con los profesores con los cuales trabajamos [... ]

Raphaël Enthoven: volvemos entonces al tema de la pedagogía, a la importancia de la formación.

Christian Ruby: en la medida en que esta exposición no es un tipo de exposición, no se va ahí para ver sexos erectos sino la obra de Larry Clark que se enmarca en una problemática particular, además que nadie está obligado a ir a verla, y menos aún a verla sin estar preparado. La objeción que se ha hecho estipula a un espectador puro que de repente es empujado al interior de un espacio en el cual hay tal o tal cosa, y que se encontraría desnudo y enfrentado a algo. Pero no se trata de eso, y confío en que mis colegas preparan las visitas a las exposiciones. Hay un terreno de preparación que, cuando es ignorado, nos hace volver a las querellas del tipo “no hay que ver tal cosa”, “hay que censurar”, “es un horror”, etc. Esa es la marca misma de una ignorancia perjudicial.

Raphaël Enthoven: usted habla de ignorancia perjudicial, pero hay que distinguir varios registros de la censura. Por ejemplo: imaginemos un mundo en el cual la lectura del Marqués de Sade está prohibida a los menores de 18 años, o más aún la lectura de Sigmund Freud, quien de alguna forma dice cosas peores que el Marqués de Sade. Imaginemos un universo en el que esas lecturas fuesen prohibidas, un universo así sería problemático, ¿pero acaso podemos considerar como la misma forma de censura cuando se prohíben fotografías pornográficas o simplemente el espectáculo extraordinariamente violento que constituyen adolescentes inyectándose heroína frente a la mirada complaciente de un fotógrafo?

Eric Mézil: Debo decir que usted se refiere a dos cosas completamente diferentes. Prohibir (lo cual me parece completamente inimaginable) Freud o Sade atentaría contra la esfera privada. Un adolescente no tendría el derecho de leer en su habitación un libro tal. Nosotros trabajamos […] en un espacio público. Tenemos otra mirada y otra responsabilidad […] Como yo he sido profesor en el pasado respeto mucho esa dimensión […] No veo cómo los ejemplos que menciona son comparables. Además, de Larry Clark existen catálogos, libros, Internet, todo para que quien quiera ver sus imágenes, las vea, ya sea adolescente o adulto […] Lo que le compete al organizador de la exposición es introducir las imágenes en una historia, en un contexto. […]

Raphaël Enthoven: tocamos aquí una de las preguntas más importantes acerca del arte contemporáneo, el cual constituye un término genérico dado que presume que sólo hay uno….

Eric Mézil: Sólo hay un arte moderno, que va de finales del siglo XIX hasta los años de 1945 o 1950 y luego hay el arte contemporáneo…

Raphaël Enthoven: para usted es un problema de fechas, entonces.

Eric Mézil: Por ahora sí… en el arte contemporáneo hay movimientos, grandes movimientos que se sucedieron en los años 50, 60, 70, pero es cierto que desde hace unos veinte años las cosas han cambiado, y felizmente, en parte debido a la mundialización. Si antes se pasó del arte minimalista al arte conceptual, al land art y luego al regreso a la pintura, hoy en día un artista puede hacer hermosas pinturas y otro trabajar en video, pero guardemos el nombre de arte contemporáneo como algo genérico y veo bien que algunas personas tratan de sugerir que existe un arte contemporáneo oficial que se opondría a otro tipo de arte que no sería “contemporáneo”. Pero ese no es el caso.

Raphaël Enthoven: el problema no es ese, sino que si el arte contemporáneo se define por fechas, eso quiere decir que un artista que hoy utilice la aproximación de un pintor del renacimiento también haría parte del arte contemporáneo.

Christian Ruby: Habría que aclarar una serie de suposiciones y mi respuesta acerca de la pregunta sobre el arte contemporáneo y la crisis del arte contemporáneo es un poco distinta. […] Yo diría tres cosas:
Primero: hay que cuestionar el sentido de la palabra “contemporáneo”.
Segundo: hay que cuestionar lo que llaman lo contemporáneo en arte.
Tercero: hay que cuestionar el término “arte contemporáneo”-
Sin ir muy lejos, quisiera precisar que el término “contemporáneo”, obviamente, si uno toma un diccionario significa “perteneciente al mismo tiempo”, cum tempus, etc. Pero para tomar un atajo quisiera decir: no porque en 1930 o 1935 yo sea contemporáneo de Hitler significa que esté de acuerdo con su política. Es decir que podemos desanudar un punto central de las querellas de hoy que se refiere a la relación entre el presente y lo contemporáneo.
En cuanto a lo contemporáneo en el arte, quiero decir que no existe ninguna esencia de lo contemporáneo en el arte. Lo contemporáneo no es ni un género, ni un estilo, sino cierto número de prácticas. Prácticas cuyas propiedades (he catalogado cuatro)... estas prácticas tienen la propiedad de instaurar un anacronismo del futuro en el presente, lo cual considero decisivo al hablar de lo contemporáneo. Segundo: nos obligan a distinguir entre lo vivo y lo actual... para decirlo sencillamente, todo el arte de hoy no es arte contemporáneo, así que nos vemos obligados a instaurar tensiones entre lo que vemos.Tercero: consiste en refutar los gestos autoritarios deducidos del pasado. Cuarto: desarrollar en general prácticas plurales y diseminadas. En los escritos filosóficos, es un uso que encontramos ya desde Rousseau, en la Ensoñación del paseante solitario, es un uso que también encontramos en Mallarmé, en Baudelaire en su querella con Wagner, etc… Me refiero a lo contemporáneo en el arte y no al “arte contemporáneo”.

Raphaël Enthoven: en resumen, para usted “contemporáneo” se refiere a una estrategia más que a un conjunto de obras que tendrían en común el hecho de pertenecer a una secuencia histórica.

Christian Ruby: Exactamente. Estrategias que sólo pueden tener lugar desde los inicios de la modernidad. Porque requieren de la idea de que más o menos se pueden cambiar las cosas, idea que no pertenece a un mundo medieval o a un mundo griego, pero estoy simplificando.